Ciudad Policéntrica
La aparición de subcentros a lo largo de la Historia ha sido descrita como la manifestación espacial más clara del proceso de disociación progresiva de actividades y poderes en la ciudad que es consustancial al desarrollo de la civilización. Sin embargo, el fenómeno del policentrismo incluye un hecho diferencial, asociado a un salto de escala por el cual la ciudad supera su masa crítica, que los historiadores localizan por vez primera en la Roma Imperial, cuando la capital alcanzó la cifra mítica del millón de habitantes. No será hasta el siglo XIX cuando Ebenezer Howard plantee superar el carácter azaroso de este comportamiento sacando provecho de él mediante su ordenación: La ciudad jardín no era sino un sistema metropolitano articulado a través de varios centros, cuyo funcionamiento coordinado servía de base a una estrategia económica y de planeamiento que permitía impulsar la construcción racional de la metrópolis moderna.
La ciudad policéntrica contemporánea trasciende lo urbano para abarcar el territorio, combinando espontaneidad y organización a partes iguales para conformar una suerte de inmenso cuerpo sin órganos, bajo cuya piel pueden, no obstante, descifrarse las reglas ocultas que regulan un orden adaptado a la lógica del capitalismo avanzado. La proliferación de ciudades dentro de la ciudad persigue configurar un escenario en el que su cooperación competitiva –el coopetition divulgado, entre otros, por Koolhaas- a nivel económico, social y medioambiental se articule a través de potentes sistemas de transporte y eficientes redes de comunicación.
Tratándose de un fenómeno globalmente extendido, su estado más puro se manifiesta en el crecimiento explosivo de las ciudades asiáticas durante la última década del siglo XX, y de manera especial en su referente paradigmático, la megalópolis de Tokio: Un organismo aparentemente falto de lógica, en el que una poderosa infraestructura ferroviaria ha servido de motor al crecimiento económico y al desarrollo urbano de la ciudad, dando vía libre a la proliferación de centros según una lógica explicable mediante el recurso a las ciencias del caos. La línea Yamanote sirve de extraño atractor en torno al cual gravitan islas de actividad efervescente como Tokyo, Ueno, Ikebukuro, Shinjuku y Shibuya, en medio de un apático mar suburbano al cual el inmenso vacío del Palacio Imperial sirve de vórtice, sin ser más que un corazón inerte e hinchado.
Bibliografía
- CHUNG, Chuihua Judy; KOOLHAAS, Rem (eds.). Harvard Design School Guide to Shopping. Colonia: Taschen, 2001.
Enlaces
- ParoleDiccionario sobre la ciudad contemporánea.